TRIPA Y CORAZON PARA DEJAR AL LOBO EN PRIMERA


Gimnasia derrotò a Rafaela por 3 a 0 en un empocionante partido de vuelta jugado en el bosque de la plata, de esta manera, el lobo sigue en primera divisiòn.¨Hazaña tripera¨

No existen palabras para explicar lo que pasó en el Bosque de La Plata en el partido revancha de la Promoción entre Gimnasia y Atlético de Rafaela. El Lobo, con nueve hombres y cuando todo parecía perdido, alcanzó los tres goles que necesitaba para mantener la categoría. Heroico. A los 27 del complemento, Alonso abrió el marcador, después ingresó el petiso Franco Niell y, de cabeza, si, de cabeza (mide 1,62) anotó los dos tantos salvadores a los 43 y 46 minutos.

La ida había sido para Rafaela. El equipo de Marcelo Fuentes había ganado con autoridad como local por 3-0 con tres goles de Aldo Visconti. Por eso el Lobo comenzaba el partido apurado en La Plata. Tenía que revertir esa pobre imagen que había dejado en Rafaela y golear para seguir en Primera. Leonardo Madelón no hizo ninguna locura, paró un 4-3-1-2 tradicional. Sin embargo, el equipo estuvo desconectado en el primer tiempo.

Rafaela contó con las situaciones más claras en la parte inicial. Siempre apostando a la contra y aprovechando las imprecisiones de Gimnasia en ataque.
Sin embargo, el fantasma del descenso lo corría de cerca al Lobo. No había lugar para los nervios, para las imprecisiones, para el desgano; pero tampoco para pensar, para elaborar una jugada o para hacer una pausa. En ese contexto embarullado, Gimnasia atacaba a los ponchazos. Desborde de Cuevas y Alonso que empuja a Zbrun. Agüero cabecea desviado, después Ormeño probó con un derechazo que pasó cerca... Aproximaciones, pocas situaciones claras. Pero Gimnasia atacaba con el corazón en la mano.

El primer tiempo se fue, y en el segundo los minutos pasaban volando. Gimnasia se encerraba cada vez más en su laberinto y Rafaela, cómodo, defendía sin problemas los centros que llegaban al área. Menghi, Fontanini y Zbrun, siempre de frente, rechazaban cada pelota. Pero además, La Crema jugaba a no jugar, a romper, a ensuciar y a aprovechar cada momento para detener el juego y que el reloj continúe con su marcha. Un partido caliente, llegó a su punto de ebullición a los 12 minutos. Gil al piso y Teté González quiso sacarlo por sus propios medios para evitar que hiciera tiempo. Discusiones y empujones, Javier Collado decidió expulsar a ambos.

Con el partido diez contra diez, Madelón movió el banco y se jugó las últimas fichas. Roberto Sosa por Messera y Franco Niell por Maldonado. El Pampa y el petiso cambiaron el partido. Corrían 27 minutos y ya nadie daba un peso por la permanencia de Gimnasia, pero ahí comenzó la remontada. Centro, el Pampa la baja en el área y Diego Alonso llegó para empujar al gol ante la floja reacción del arquero Capogrosso. 1-0 y la fe intacta, mientras que el miedo invadió a los visitantes.

Rafaela estaba estático en defensa y fallaba goles increíbles de contra. Visconti ya no daba más, pero igual quedaba como referencia para contragolpear. Perdió peso. Y Gimnasia, ciego, se fue en busca de los dos goles que lo salven del infierno. Pero los minutos pasaban y el camino hasta el 3-0 parecía imposible, sobre todo cuando a los 40 el Pampa se hizo echar.

Con nueve hombres, Gimnasia logró una hazaña que quedará en la memoria de sus hinchas y de todos los futboleros imparciales que vibraron con el partido. Iban 44 minutos, centro pasado, mal Capogrosso y Niell, de cabeza, ponía el 2-0. Collado marcaba seis de adición y la ilusión ya era realidad en el Bosque. El reloj ahora marcaba 46, centro anunciado, jugada idéntica, desde la izquierda al segundo palo y por atrás de todos apareció Niell para tirarse en palomita, cruzar el frentazo y estampar el 3-0. Impresionante. Explosión en las tribunas y en el campo de juego. Rafaela pudo, en la última, conseguir el gol del ascenso que se le escapó de las manos, pero la chilena de Visconti pegó en el pecho de un compañero y se fue al lateral.

No hubo tiempo para más. Collado marcó el final y toda la angustia de los jugadores, los hinchas que colmaron el estadio, el cuerpo técnico y los dirigentes se convirtió en un festejo interminable, en un grito único y en la tranquilidad de seguir una temporada más en la máxima categoría del fútbol argentino.

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