"T" LA VEÍAS VENIR, EL FINAL ESTABA CANTADO

La tarde ya caía en Quilmes, y lo que todos preveían se dió. Talleres, un grande del interior, terminaba su partido ante Quilmes en empate a 1 y consumaba el tan temido descenso al Argentino A. Se veía venir que éste no iba a ser el año de Talleres; el centenario de Quilmes fue testigo de esta crónica de una muerte anunciada.

Finalizado el partido, comenzaron a escucharse algunos gritos que acompañaban la salida del micro del plantel, una hora después del condenatorio 1-1 ante el equipo cervecero. "En las buenas y en las malas, lo sigo a todos lados" o "Talleres, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo", gritaban los 100 hinchas que habían logrado eludir la prohibición de concurrencia para el público visitante y que debieron mancarse en silencio el descenso para no ser descubiertos. Los mismos que, como muchos otros, deberán bancarse las cargadas de Belgrano e Instituto, que les pasarán una factura simbólica: la del equipo grande que gozó cuando fue a jugar copas internacionales y siete años después pasó al Argentino A. Esos hinchas, que llegaron como pudieron pese al paro de los choferes de colectivos, fueron los que les contaban a los jugadores cómo iban Los Andes y Almagro.

El final se vió en un abrazo comprensivo de los jugadores de Quilmes a los de Talleres que fue la imagen que ofreció el final del juego. El camino al vestuario fue un calvario. El silencio y las caras serias de los futbolistas se encontraron de bruces con el llanto del propio Ahumada (gerenciador), quien había ingresado al camarín desde la platea, previo diálogo con algunos hinchas quienes aseguraron que el gerenciador les dijo que su continuidad era incierta, al momento de pedirle que afine la puntería en la formación del nuevo plantel.

Se demoró la salida del plantel, pero los futbolistas dieron la cara. No hubo excusas. Ya no sirvió hablar de los 26 puntos condicionantes de la temporada 2006/2007 (19, en el Apertura; 7, en el Clausura), quizá porque en esta rueda solamente se hicieron 18, contra los 32 de la primera. "Si fuera por los hinchas me quedo hasta el Argentino C", dijo Lussenhoff, quien había soñado retirarse en Talleres con un ascenso. "Mi pedido de disculpa para los hinchas. No pensaba en una despedida así", afirmó el lateral.

La suerte deportiva se definió. Ahora se definirá, lo más importante: cómo resurgirá el club.

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